¡Esto es adoración!
Juan 4:21-24
“Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”
ALGO EN QUE PENSAR
Jesús, en Su conversación con la mujer Samaritana, mencionó la única condición del corazón que hace que nuestra adoración sea aceptable para Dios. Mientras ella hablaba acerca de si se debía adorar en el monte o en Jerusalén, Jesús dio un giro a la conversación en una nueva e inesperada dirección, la cual quedó registrada desde el versículo 21 al 24.
¿Qué quería decir Jesús? Para entrar en la presencia de Dios y disfrutar de una comunión íntima y plena con Él ya no era necesario un lugar o espacio específico. Jesús nos dio una alternativa para que nosotros lo adoremos, transfirió los requisitos de estar en un lugar físico a una condición espiritual. La condición espiritual fue: “en espíritu y en verdad.
Adorar va más allá de un tiempo musical dentro de nuestras reuniones, se trata de acciones y comportamientos generados dentro de nuestro corazón que se convierten en la resolución de buscar estar en sintonía con el corazón de Dios de manera genuina.
DESARROLLO
1. TODO COMIENZA CON UNA EXPERIENCIA PERSONAL
Salmos 95:6-7
“Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios, nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano”
Al igual que una persona enamorada va acrecentando el sentimiento por su pareja en la medida en que está cerca y pasa tiempo de calidad con ella, lo mismo sucede en nuestra relación con Dios cuando propiciamos tener experiencias personales Él. El que está unido en una relación de amor con el Señor es un espíritu con Él.
Nuestra motivación al leer la Palabra, al estar en la iglesia o al buscar espacios que nos permitan crecer espiritualmente, debería ser el conocer a Dios de manera personal e íntima. En la medida que lo hacemos, empezamos a ser conscientes de Su santidad. Sin esta revelación, nada tendría el verdadero sentido y nuestra vida cristiana carecería de poder y avivamiento.
Sea cual sea las circunstancias actuales que estés viviendo, sin importar tu edad o condición familiar, si determinas ir más allá en el conocimiento de Dios, recibir la revelación de Su amor, de Su poder, de Su justicia, de Su gracia, de Su bondad y misericordia, entonces podrás adorarle verdaderamente.
2. ADORAR EN ESPÍRITU
Nuestro espíritu arde en deseo de estar en contacto con Dios, esa es su función original, pero por causa del pecado nuestro espíritu es cortado de la comunión con el Señor y muere para Él.
Ni el alma y ni el cuerpo nos permiten encontrar un verdadero deleite en la adoración y ser renovados en la presencia de Dios, solo nuestro espíritu es capaz de relacionarse de esta manera con Él. Por esta razón, liberar nuestro espíritu requiere pasar por un genuino arrepentimiento, aplicando el poder que hay en la Sangre de Jesús la cual nos redime, perdona, limpia, justifica y santifica.
3. ADORAR EN VERDAD
1 Juan 1:5-6
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”
¿Recuerdas la historia de Ananías y Safira en el libro de Hechos 5, versículos 1 al 11? Ellos vendieron una propiedad, trajeron una ofrenda de lo que habían vendido y lo colocaron a los pies de los apóstoles. Sin embargo, ellos no fueron del todo honestos pues dijeron que la habían vendido por un valor menor y se quedaron con una parte de la suma, lo que les costó la vida. ¿Puede haber una advertencia más clara acerca de que la mentira no tiene acceso a la presencia de Dios?
Cuando conocemos a Jesús, venimos a la luz, cada área de nuestra vida debe experimentar una transformación completa. No hay lugar para la oscuridad ni para para reservas.
¿Qué áreas de tu vida necesitas rendir a la dirección de Dios? ¿Tu obediencia a la Palabra es parcial o total? ¿Tu comunión con Dios nace de una búsqueda genuina y un corazón totalmente abierto o hay religiosidad?
Oración y Ministración
- Invita a cada persona a leer y meditar en el Salmo 103. Dales el tiempo necesario para que puedan interiorizar y hacer suya esa porción de la Palabra. Mientras lo hacen, prepara el ambiente con música (Instrumental “Emanuel” – Generación 12). Al finalizar, guía a tus discípulos a entrar en un tiempo de adoración dando gracias a Dios por todos Sus beneficios y motívalos para que expresen sus propias palabras.
- Clamen juntos por el toque de Dios, declaren que Su gloria los visita y ocurren milagros.
- Renueven su pacto con Dios de llevar una vida íntegra, genuina y agradable en todo tiempo.