La Oración de Daniel

Sientes que tus oraciones son respondidas? Sientes que cuando oras algo sucede en el mundo espiritual? Sientes que tus oraciones mueven montañas? Hay algo mucho más allá que las oraciones en el carro, en el mercado, en la trotadora. Es una oración que puede mover montañas y transformar naciones. Últimamente yo me he estado haciendo esa pregunta. “Señor será que mi oración si está siendo escuchada?” De ahí comencé a estudiar el libro “La Oración de Daniel” escrito por: Anne Graham Lotz. Ella relata como cuando estuvo en Fiji dio un mensaje acerca de cómo el profeta Samuel había sido un excelente profeta pero un mal padre, ya que todos sus hijos estaban lejos de los caminos de Dios. Cuando hizo el llamado de arrepentimiento de parte de los padres a ella le impactó como todos comenzaron a clamar, y a pedir arrepentimiento. Ella dijo: “Necesitamos este tipo de oración en los EEUU”

Hay muchos ejemplos en la Biblia del poder de la oración. Ana la mamá del profeta Samuel, por muchos años no pudo tener hijos y ella hizo una oración donde derramó su corazón y obtuvo su milagro.

Recuerdo cuando mi mamá estuvo super enferma en el hospital en cuidados intensivos y cada vez iba empeorando, no se veían que las cosas fueran a mejorar. Mi papá se pone a orar y Dios le da una visión donde ve a mi mamá en sus manos como ya llevándosela al cielo. Mi papá se pone a orar pidiendo que todavía no se la lleve. El vio como Dios la devolvio y se sonrió. Ahí decide sacarla del hospital bajo su responsabilidad e inmediatamente mi mamá comenzó a mejorar.

Quién era Daniel?
Daniel muy joven fue llevado a Babilonia donde vivió muchas cosas. Decidió no contaminarse con la comida de ese reino y sólo comió legumbres y vegetales. Era un profeta, Dios le daba visiones y podía interpretar las visiones aún de los reyes de esa época. Lo hicieron parte de los jóvenes del palacio del rey pero él decidió ser diferente y no contaminarse con la comida de ese palacio. Durante el periodo del rey Dario se creó un decreto que decía que durante los siguientes 30 días nadie podría orar a ningún dios sino solo al rey o si no sería arrojado al foso de los leones. Que increíble, cualquiera podría pensar son solo 30 días sin orar, pero Daniel NO. Él ahí mismo se puso a orar con las ventanas abiertas, tres veces al día.

Hay 4 cosas que veo que tiene la oración de Daniel, basado en el capítulo 9.

1. ORAR BASADO EN LAS ESCRITURAS

“de su reinado yo, Daniel, logré entender en los escritos el número de años que el Señor había anunciado al profeta Jeremías: la desolación de Jerusalén habría de durar setenta años.” (Daniel 9:2 RVC)
Daniel entendió que el tiempo de cautiverio estaba por terminar. Entendió que Dios había prometido por el profeta Jeremías que los liberaría, vió una luz de esperanza. En vez de no hacer nada se puso a orar. Daniel era un tremendo estudiante de las escrituras. En esos tiempos de estudio logró entender la profecía del profeta Jeremías.

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Leela con una fe sencilla como de un niño
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2. ORAR Y AYUNAR

“Volví entonces mi rostro a mi Dios y Señor, para pedir su ayuda con oración y ruego. Me puse a ayunar, y me cubrí de cilicio y de ceniza.” (Daniel 9:3 RVC)

Daniel sabía que estaba atravesando por un momento crítico en su vida y en su nación. Lo primero que hizo fue ayunar, y volverse a Dios de todo corazón. Un acto físico de obediencia que desata bendición y milagros. Cuando ayunas estás diciendo: “menos de mi y más de ti Dios” “Y cuando ayunes perfúmate la cabeza y lávate la cara” (Mateo 6:17 RVC) el ayuno es un deber del Cristiano. El ayuno es un tremendo sacrificio ya que nos lleva a vencer al rey estómago

3. ORAR CON ADORACIÓN

“Y esta fue mi oración al Señor mi Dios; esta fue mi confesión: Señor, Dios grande y digno de ser temido, que cumples tu pacto y tu misericordia con los que te aman y cumplen tus mandamientos:” (Daniel 9:4 RVC)
Empieza tu oración adorando a Dios, diciéndole lo bueno que és, lo grande y misericordioso que él es. Así fue como Daniel comenzó su oración. El no comenzó diciendo: “Señor dame, ayudame, bendiceme” El comenzó con gratitud y magnificando lo bueno que Dios es.

4. ORAR CON UN CORAZÓN ARREPENTIDO

“Hemos pecado, hemos hecho lo malo, hemos sido impíos y rebeldes; ¡nos hemos apartado de tus leyes y mandamientos!” (Daniel 9:5 RVC)

Daniel no hace la oración de “perdónalos” sino “perdónanos” aunque tal vez él no haya cometido esos pecados, ora como si fuera sus propios pecados. El verdadero arrepentimiento ocurre cuando sentimos un gran dolor por haberle fallado a Dios. Imploramos su misericordia sobre la gran maldad de nuestra ciudad.

“si mi pueblo, sobre el cual se invoca mi nombre, se humilla y ora, y busca mi rostro, y se aparta de sus malos caminos, yo lo escucharé desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.” (2 Crónicas 7:14 NVI)

“Que nuestras oraciones pasen de ser simples ruegos hasta que lleguen a ser agonizantes” (Charles Spurgeon)

Lorena Castellanos

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