¡Juntos podemos lograrlo!
Nehemías 2:17-18
“17 Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. 18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.”
ALGO EN QUÉ PENSAR
En ocasiones podemos sentir que estamos viviendo una rutina en nuestro diario vivir, donde hay estabilidad y tranquilidad en general, pero de repente Dios permite cambios de planes y movimientos, los cuales producen en nosotros la necesidad de salir de la comodidad y del conformismo. Es en esos momentos cuando Dios nos impulsa a lanzarnos a cosas más grandes de las que habíamos pensado y es ahí cuando entendemos que cada etapa que hemos vivido ha sido un entrenamiento y una preparación para lo nuevo que Dios tiene para nosotros.
DESARROLLO
1. INVESTIGAR ANTES DE EMPRENDER ALGO NUEVO
La llegada de Nehemías no pasó desapercibida. La entrada de un funcionario persa a la ciudad, seguido de capitanes del ejército del rey montados a caballo, no era un suceso de todos los días. Adicional a esto, llevaba madera muy fina que el rey había concedido que se le diese para llevar a cabo el objetivo de reconstruir la ciudad de Jerusalén.
Es muy probable que la noticia de su llegada hubiera corrido por toda la ciudad antes de pasar por la puerta frontal el último de los caballos del ejército que lo acompañaba. “¿Quiénes son estas personas? ¿Por qué han venido? ¿Quienes los comandan?”. Estas eran las preguntas que el pueblo se haría al verlos. Nadie sabía el propósito de su llegada, pero Nehemías tampoco se lo dijo a nadie (Nehemías 2:12). De hecho, no compartió su visión con nadie de Jerusalén, por lo menos durante tres días.
Por un momento, imagínate lo difícil que es tener la boca cerrada durante un tiempo cuando tienes algo importante para decir. Esto era lo que sucedía con Nehemías, pero él sabía que era muy pronto para anunciar sus intenciones. Así que en lugar de hacerlo, pasó un buen tiempo estudiando la situación (Nehemías 2:12-13).
Nehemías se dedicó a caminar antes de hablar; prefirió primero observar, examinar la situación. No anunció sus intenciones en el momento de entrar a la ciudad. En lugar de hacerlo, se dedicó a una exhaustiva investigación. No se dejó llevar por las emociones del momento. Aunque debió estar muy emocionado, se mantuvo en un mismo sentir. Por lo general, cuando compartimos un desafío de forma prematura, tendremos garantizada una recepción poco cálida.
Lección aprendida de Nehemías:
Camina antes de hablar.
Investiga antes de comenzar.
Al ser ese gran líder, padre, empresario, es posible que tengas que buscar datos, explorar, preparar el terreno, antes de comenzar a decirle a la gente lo que piensas hacer. No tiene nada de heroico, ni de inteligente, actuar de manera osada y sin información para llevar adelante una visión, un desafío o un proyecto.
La cabalgata de medianoche realizada por Nehemías no fue motivada por una falta de fe. No estaba cambiando de idea. Nadie lo podría acusar de no comprender la magnitud del proyecto.
Veamos tres cosas que impiden que las personas investiguen sus desafíos:
● La impaciencia “No tengo tiempo para caminar alrededor de un arrume de muros derribados. Además, yo sé cuál es el problema. Comenzaré ya”
● El orgullo “¿De qué sirve caminar entre muros destruidos y contemplarlos? ¿Que podría aprender yo que no sepa?”
● El temor “Tengo miedo que al descubrir lo mal que está la situación, en realidad, me desanime.”
2. JUNTOS EN UNA PROFUNDA MOTIVACIÓN
Nehemías 2:17
“17 Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.”
“Les dije, pues”. Nehemías no había dicho nada durante tres días.
Veamos estas tres palabras que despertaron algo en el interior de cada persona que lo escuchaba que tal vez estaba adormecido: “Estamos”, “Edifiquemos”, “No estemos más”.
Para poder motivar a otros, se identificó primero con la necesidad de ellos. Imaginemos la clase de respuesta que hubiera obtenido si hubiera dicho: “Ustedes están metidos en terribles escombros. ¿Saben lo que deben hacer? Necesitan reconstruir el muro. Si me necesitan, estaré en mi oficina. Al fin y al cabo, yo no fui parte del problema.”
Cuando culpamos a otros y los criticamos, ahí se suprime la motivación. Cuando nos identificamos con el problema del otro, esto estimula la motivación. Nehemías no trató de ocultar o esconder los duros hechos. No rogó ni amenazó, ni tampoco fue negativo en su enfoque. Él ofreció una solución: “Tenemos que hacer algo con respecto a este problema. Reconstruyamos el muro”.
¿Qué necesitas reconstruir en tu vida, en tu familia, en tu hogar, en tu ministerio, en tus finanzas, en tu ciudad, localidad, o en tu nación?
Hay dos clases de motivación: la externa, que es la más común, pero que sólo es utilizada por la minoría de grandes líderes; y la motivación Interna, que es la que se gesta al interior de las personas. La motivación externa es la que se comporta de la siguiente manera: “si haces esto, te doy un premio”. Es cuando hay una recompensa externa. Esta clase de motivación va dirigida a nuestras actitudes materialistas, aunque no toda la motivación externa es inadecuada. Nehemías no prometió ningún incentivo material cuando dirigió la palabra a los funcionarios de Jerusalén. No ofreció premios a las familias que trabajaran más rápidamente; él no se inclinaba por esa clase de motivación. Nehemías simplemente dijo: “Vean las ruinas, estamos en un terrible aprieto; ¡reconstruyamos juntos!”, y el pueblo contestó: “Hagámoslo”, porque respondieron con disposición a la propuesta presentada, ya que él estaba siendo dirigido por Dios.
Un gran ejemplo bíblico es David, cuando se despojó de la armadura que había tomado de Saúl y fue por el valle mirando la cara del horrible gigante. Entonces fue en ese momento cuando gritó: “Apártense”. Recogió unas pocas piedras y contra todo pronóstico, Dios le da la victoria ante el gigante Goliat. David poseía aquella maravillosa motivación interna que nunca se rinde. Al igual, Nehemías comunica la misma fortaleza interna y se mantiene firme en la promesa.
3. LA VISIÓN TRAE ACCIÓN
El plan de reconstrucción que quería llevar a cabo Nehemías no podía basarse sólo en motivación: era importante darle dirección, es decir, sumarle acción, ya que esto lo llevaría a la solución del problema. En pocas palabras, la visión de este gran hombre de Dios, consistiría en reedificar las murallas y las puertas de la ciudad de Jerusalén que habían sido destruidas.
Cuando tenemos una visión clara, ésta nos lleva a visualizar el futuro de una manera tal que exija un cambio del presente. Muchas veces debemos estar dispuestos a pasar por alto la realidad presente, para visualizar y ver con los ojos de la fe, cómo podrían ser las cosas a futuro. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11).
En el caso de Nehemías, él pudo impregnar esta visión y desafío de reconstrucción al resto del pueblo y encendió en ellos el anhelo de alterar el presente en aras de construir un futuro de bendición y esperanza. Nada los podía detener, nada los podía frenar: ni las circunstancias, ni los enemigos, ni la oposición. Había algo que los impulsaba: la unidad, la motivación, la conciencia de recuperarse y la necesidad de actuar hasta terminar lo que se habían propuesto.
DESAFÍO
Cuando todos juntos procuramos la paz y el bienestar de nuestra ciudad, de la misma manera recibimos estos mismos beneficios en nuestra propia vida. Sabemos que este es el tiempo de reedificar los muros alrededor de Bogotá y por medio de la oración y nuestra acción decretar protección, salvación y restauración. En el transcurso de esta semana, invita a 4 de tus amigos más cercanos para que se unan a este desafío de conquista por Bogotá y construyamos el futuro de nuestra ciudad. ¡Juntos podemos lograrlo!