Atalaya Protector
Frente a esa inminente pandemia es importante, más que nunca, contar con personas que estén dispuestas a ser protectores, a ser “Atalayas”, a tener los sentidos espirituales activos para combatir estos momentos de incertidumbre que se viven a nivel global.
“Subió destruidor contra ti, guardará la fortaleza, vigila el camino, cíñete los lomos, refuerza mucho tu poder, porque Jehová restaurará la gloria de Jacob como la gloria de Israel…” Nahum: 2: 1-2
El profeta Nahúm dijo: “subió el destruidor contra ti“, es como si el profeta lo hubiera escrito para este tiempo, porque el destruidor a nivel mundial se enfocó en todas las naciones de la tierra, aún en las más poderosas, y ese destruidor ha sido el Coronavirus.
Y cualquier persona está expuesta a este virus, si ve el peligro debe buscar la manera de protegerse, la primera es la poderosa sangre de Jesús, y la segunda, la vacuna. Recordemos que la biblia dice:
“El avisado ve el mal y se esconde, más los simples pasan y reciben el daño.” – Proverbios 22:3
La pregunta es: ¿Cómo ser atalayas de nuestra nación o de nuestras familias? la respuesta está en la palabra de Dios:
1. Guarda la Fortaleza
Las ciudades que estaban amuralladas para protegerlas necesitaban personas que estuvieran guardando esas fortalezas, que implican nuestros pensamientos, y cuando viene el dardo del virus para tocar nuestra vida ese guarda se activa a través de la palabra de Dios.
Por ejemplo para este caso: “ningún mal vendrá sobre ti, ni plaga tocará tu morada”- Salmo 91. Así esta palabra de Dios se convierte en el guarda de esa fortaleza.
La mejor forma de tener guardas es mediante la intercesión. Es el método más claro para guardar y proteger la familia, discípulos, empresa, o congregación. Allí el atalaya ve el peligro, lo anuncia y mediante la intercesión levanta un cerco de protección.
” Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.” Ezequiel 22:30
También, es importante comprender que Dios ha usado este tiempo de pandemia, de dificultad, pruebas y la presión del mundo para llevarnos a la santificación y así levantar un ejército de intercesores que se pongan en la brecha por nuestra nación, por nuestros discípulos y por nuestras familias.
2. Vigila el camino
Tengamos muy clara la ruta, porque vigilar el camino significa: enfocarnos en la visión. El señor para llegar a las multitudes comenzó con el pueblo de Israel cuando Jacob tuvo 12 hijos, de allí conformó esos 12 patriarcas. El mismo Jesús dió ejemplo, discipuló 12 y a través de ellos impactó el mundo. Hagamos lo mismo, esa cadena de reproducción para impactar a las personas.
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto… “Permaneced en mí, y yo en vosotros. … “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” Juan 15:1–2, 4–8
El vigilante del camino debe estar muy enfocado en la visión, dar fruto, no desviarse ni a derecha ni a izquierda, beber de esa fuente, aceptarla en su corazón, reproducirla siguiendo las mismas pautas para tener discípulos. Es dar fruto verdadero para el Señor.
3. Cíñete los lomos
Significa que debemos ser guerreros espirituales. El Señor le entregó todo al pueblo de israel a través de la guerra. Tenemos una guerra no contra sangre y carne, contra principados, potestades, gobernadores espirituales de este siglo, huestes de maldad, principados, estamos en una guerra y en todo lo que se hace hay una conquista.
El atalaya es aqujel que ciñe los lomos, es el primero en levantarse a interceder; es quien tiene su lugar secreto para ir y proteger todo lo que Dios le ha confiado. El atalaya identifica quien de su familia está en peligro o quien necesita mucho más oración, mas guerra y comprende que el arma más poderosa es la Palabra, por lo que se aferra a las promesas de Dios y las usa como armas espirituales para pelear y conquistar.
4. Refuerza tu poder
Nos permite darle el lugar al Espíritu Santo dentro del Ministerio, que sea el héroe en nuestra vida ministerial.
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”
Hechos: 1:8
No se puede salir a ganar almas sin la ayuda del Espíritu Santo, y es fundamental comprender: Él y yo somos mayoría. Es reforzar mucho el poder y la única forma es cuando el Espíritu Santo está dentro de nosotros.
¿Cuántos se quieren convertir en Atalayas del Señor?
Recuerde, debe guardar la fortaleza siendo un intercesor; debe vigilar el camino enfocándose en la visión; debe ceñir los lomos convirtiéndose en un Guerrero espiritual; y debe reforzar mucho el poder permitiendo que el Espíritu Santo sea quien lo guíe.
Ps. Cesar Castellanos