¡Vistámonos de generosidad!
2 Corintios 9:6-7
“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”.
Algo en qué pensar
Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz, que sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla. El doctor le explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a darle su sangre. Yo lo vi dudar por un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: “Sí, lo haré si eso salva a Liz”.
Mientras la transfusión se hacía, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, muy sonriente, mientras nosotros los asistíamos y veíamos regresar el color a las mejillas de la niña. De pronto, el pequeño se puso pálido y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: “¿A qué hora empezaré a morir?”
El niño no había comprendido al doctor: pensaba que tendría que darle toda su sangre a su hermana y aun así, había aceptado.
Desarrollo
1. LA GENEROSIDAD HACE PARTE DE UN VERDADERO DISCÍPULO
2 Pedro 1:4 NTV
“Y debido a Su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos”.
¡Vistámonos de generosidad!
Jesús alimentó a cinco mil personas con tan solo cinco panes de cebada y dos peces. Ser generoso era parte de Su naturaleza, definía Sus acciones y Sus hábitos. Por esta razón, aquellas buenas obras que Él hacía a los demás, tendían a la abundancia. Esta es la naturaleza de Dios con la cual debemos vestirnos cada día, como discípulos de Jesús.
Permite hoy que la generosidad venga a ser parte de tu vida. Lo único que debes hacer es meditar y obedecer la Palabra de Dios, la cual traerá una total transformación a tu manera de pensar; tendrás el mismo sentir y anhelo de dar como lo hizo Jesús y podrás practicar la cultura de la generosidad, en todo tiempo y lugar.
2. NO NECESITAS MUCHO PARA SER GENEROSO
2 Corintios 4:5 NTV
“Como ven, no andamos predicando acerca de nosotros mismos. Predicamos que Jesucristo es Señor, y nosotros somos siervos de ustedes por causa de Jesús”.
La actitud del verdadero cristiano es muy distinta a la que solemos ver en la sociedad actual. Hoy en día, muchas personas permanecen en la comodidad de asegurar su propio bienestar y olvidan contribuir al bienestar y la edificación del otro.
La Palabra nos enseña que no necesitamos mucho para ser generosos. Dios ya nos ha bendecido y quiere usarnos para glorificarse mientras compartimos a otros de Su amor. ¿Cómo lo hacemos? Podemos ser generosos al ofrecer nuestro tiempo, nuestros talentos y habilidades, nuestra intercesión y los recursos que estén a nuestro alcance para bendecir a los demás.
¡Comienza con poco! Sé generoso en tus propinas, ofrece unas palabras de gratitud a los que te rodean. Si eres casado, puedes comenzar siendo generoso con tu cónyuge desde las primeras horas del día, ayudándole en lo que necesite, sé voluntario en tu iglesia, etc.
3. EL GENEROSO CONFÍA EN DIOS
Santiago 1:17 NTV
“Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento”.
¡Vistámonos de generosidad!
Hablar en términos de generosidad no es posible sin mencionar el principio de la ofrenda y el diezmo. ¡Somos bendecidos para bendecir y somos prosperados para dar! Lo que desata la abundancia para bendecir a otros, es ofrendar con generosidad y con alegría, no por obligación.
Un ejemplo inspirador lo vemos en William Colgate, un empresario inglés nacido un 25 de enero de 1783 quien practicó la generosidad como su estilo de vida. Siendo un joven pobre, a los 16 años se ganaba la vida vendiendo jabones hasta que un día, protegiéndose de la lluvia, se refugió en una iglesia donde escuchó al predicador hablar acerca del pacto que hizo Jacob con Dios: “y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti” (Génesis 28:22) Su confianza en Dios era evidente en su manera de diezmar. Aplicar este principio le hizo prosperar y triunfar como empresario, ya que después de comenzar con el 10% de su diezmo, continuó con el 20%, el 30%, el 40%, el 50%, así hasta llegar a dar el 90% de todas sus ganancias. Sus ventas aumentaron rápidamente y actualmente Colgate-Palmolive Company es una empresa multinacional presente en 222 países del mundo.
Oración y Ministración
Lee con todos tus discípulos el texto que está en 2 Corintios 9:6-7. Organiza grupos según la cantidad de personas e invítalos a que puedan hacer una lista de diferentes maneras en que pueden ser generosos esta semana y lo socialicen con los demás.
La generosidad es una virtud de Dios que se refleja en nosotros a través de pequeñas cosas, en la familia, la sociedad, las finanzas, etc. Guía a tus discípulos en una oración donde entren en pacto con Dios para ser personas de reino, generosas en cada área de sus vidas.
Ofrendar nuestro tiempo para servir en la casa de Dios es poner en acción nuestro amor a Él. Motiva a tus discípulos a que puedan ser parte del equipo de voluntarios en las diferentes áreas de servicio en nuestra iglesia: anfitrión, bienvenida, etc.
Ora declarando Malaquías 3:8-10. Decreta que tus discípulos a partir de hoy adquieren una naturaleza de generosidad, que son afirmados en la Palabra y que su confianza en Dios les lleva a ser fieles en sus diezmos y ofrendas.
Al finalizar, entonar una canción donde pidan el bautismo del Espíritu Santo, donde se puedan despojar de toda corriente o fuente incorrecta, y donde la fuente del Espíritu sea la que los llene. Amén.