Sembrando Lo Mejor En Nuestra Generación

Gálatas 6:7
“No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha”

ALGO EN QUE PENSAR

Edificar un hogar va más allá de tener una casa hermosa, unos buenos muebles, objetos preciados o una linda decoración. La clave de un buen hogar está en que la pareja pueda tener un contacto permanente con la Palabra de Dios, pues esta es la verdadera fuente de bendición y una herramienta espiritual poderosa que los capacita, direcciona y empodera para influir en su descendencia, convirtiéndose en verdaderos ejemplos para sus hijos.

Para impactar ciudades, naciones y generaciones enteras con el evangelio, primero Dios busca revelar Su propósito y Sus planes al corazón de los padres, pues Su idea original siempre ha sido establecer familias comprometidas con Él.

DESARROLLO

Así como la ley de la gravedad es un hecho y nadie la puede cambiar; la ley de la siembra y la cosecha también es un principio que Dios ha establecido en la vida de todo ser humano, y tratándose de la familia, es importante saber cómo sembrar lo mejor en nuestra generación para producir en nuestros hijos el deseo de caminar en integridad con Dios, reflejando en todo lugar el carácter de Jesús.

1. SEMBREMOS EN UNA VIDA DEVOCIONAL
Deuteronomio 6:6-7
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”

La salvación no es algo que se hereda sino es el resultado de un compromiso personal con Dios, por lo tanto debe haber un compromiso en la pareja por crear un ambiente propicio para que cada hijo se sienta motivado a entregar su vida a Jesús y caminar con Él cada día a través de decisiones personales y voluntarias, que los lleven a descubrir su llamado, servirle y ver el fruto en cada área de sus vidas.

2. SEMBREMOS INTEGRIDAD
Proverbios 20:7
“Los justos caminan con integridad; benditos son los hijos que siguen sus pasos”

La vida de integridad es una vida de relación íntima con Dios y con Su Palabra, la cual se refleja en todo lo que hablamos, en lo que pensamos y en nuestra determinación por permanecer intachables en nuestra conducta. Por eso, cuando nos encontramos en la tarea de ganar el corazón de aquellos hijos que aún no conocen a Dios, debemos recordar que la primera impresión que ellos tendrán de lo que significa caminar con el Señor, la recibirán a través de sus padres.
¿Somos modelos a seguir? ¿Nuestras acciones concuerdan con los valores que hemos estado enseñando? ¿Honramos a Dios con nuestro estilo de vida?

3. SEMBREMOS DISCIPLINA
Hebreos 12:11 NTV
“Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella”

La disciplina es útil para dar dirección, no debe causar heridas o marcas negativas. Con la disciplina se pone freno a todo impulso desordenado. Debemos aprender a disciplinar con equilibrio, no de manera áspera sino con una actitud amorosa, comprensiva, cariñosa y orientadora.

4. SEMBREMOS UNA IMAGEN CORRECTA
Como padres, debemos esforzarnos en proteger la dignidad de cada hijo entendiendo que de esto depende levantar generaciones con una identidad de reino.
No los menosprecies: El corazón de un hijo es muy sensible. Como padre, no recrimines frente a tu hijo todo lo que tienes que trabajar para garantizar su estudio, alimentación, etc. Tu hijo no debe sentirse como una carga para ti.
No los compares: Comparar a un hijo con otro, es anular lo que él es y lo que representa. El resultado de la comparación será la rebeldía.
No los ignores: Si tus hijos no ven que tomas en cuenta sus palabras, ideas, sentimientos y necesidades, estarás lanzando dardos de dolor a su corazón y como resultado tratarán de llenar esa falta de amor y de atención muchas veces de maneras incorrectas.
Bendícelos: Si desatas bendición sobre cada uno de tus hijos, verás cómo sus corazones empezarán a ser transformados por completo, convirtiéndose en corazones de conquistadores. Activarás la esfera angelical poniéndola a trabajar a favor de ellos; marcarás el camino por el que deberán andar y los mantendrás bajo la protección de Dios.

ORACIÓN Y MINISTRACIÓN
Organiza grupos con los asistentes de célula y llévalos a socializar entre ellos acerca de qué fue lo que más les edificó de esta enseñanza.
De acuerdo a cada punto de la charla, invítalos a evaluar si han estado viviendo de acuerdo a los principios establecidos allí.
En un acto de fe, guíalos a un tiempo de arrepentimiento. Visualicen la Cruz y confiesen aquellas palabras, actitudes y pensamientos incorrectos que identificaron como argumentos.
Declaren que por la Sangre de Jesús toda maldición familiar es anulada y todo obstáculo que se oponía a la plenitud familiar es quitado por el poder del Espíritu Santo.
Hagan un listado en donde puedan plasmar aquellas actividades o hábitos que determinan hacer con el propósito de empezar a sembrar lo mejor en sus hijos.
Cada uno establezca un día de la semana en donde pueda organizar una célula familiar muy creativa en donde prepare un juego, cocine para ellos, comparta una palabra de parte de Dios y ore por sus hijos y cónyuge.

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