¡Yo quiero dar lo mejor!

¡Yo quiero dar lo mejor!
1 Samuel 1:11 NTV
“E hizo el siguiente voto: «Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, si miras mi dolor y contestas mi oración y me das un hijo, entonces te lo devolveré. Él será tuyo durante toda su vida, y como señal de que fue dedicado al Señor, nunca se le cortará el cabello”.

Algo en qué pensar
La Biblia nos revela el gran problema en la vida de Ana, no podía tener hijos. Una situación de por sí muy frustrante para cualquier mujer que anhela ser mamá. Además, en los días y la cultura de Ana, ser estéril era sinónimo de amargura, pues los hijos permitían que el nombre de la familia no se perdiera. Por eso, la esterilidad se consideraba un motivo de gran deshonra y vergüenza.
Una vez, en una de sus visitas anuales a Siló, donde estaba el tabernáculo de Dios, mientras todos estaban comiendo, Ana fue a la casa de Dios, donde se encontraba el profeta Elí. Llegó allí para orar, pero entendió que para mover la mano de Dios no solo debía orar, sino que su oración tendría que ir acompañada de una ofrenda. En ese momento le fue revelado que debía entregar a Dios aquello que más amaba. EL anhelo más grande de su corazón era tener un hijo varón y era bastante sacrificado dar a Dios aquello por lo que tanto tiempo había clamado, pero cuando entendió que ese tipo de ofrenda agradaba al Señor y además cambiaría su futuro, Ana no solo se interesó en lo que podía recibir de Dios, sino también en lo que ella podía darle. Así que unió la ofrenda con su oración y le promete que si tiene un hijo varón, se lo entregará a Él nuevamente para que le sirva toda su vida.

Desarrollo
1. DAR LO MEJOR TIENE PODER

La acción de Ana nos da una grande lección. Debido a que muchos años de su vida fueron marcados por la esterilidad, su convicción en el poder que hay en dar lo mejor, quedó demostrado cuando le dijo a Dios que si ella tenía ese hijo tan anhelado, lo entregaría a Su servicio. Ella entendió que esa ofrenda cambiaría su futuro.
Dios siempre espera que en nuestro corazón solamente Él ocupe el primer lugar. Por eso, el dar debe ser una acto de nuestra voluntad y una manera de expresar nuestro aprecio y honra por la persona a quien ofrendamos. Una ofrenda excelente por lo general tiene un costo alto y es el mensaje de amor con el cual combinamos nuestra parte espiritual, emocional y física en un solo detalle.

2. MI OFRENDA MUEVE LA MANO DE DIOS
En 1 Samuel capítulo dos, está registrada la oración de Ana. Si leemos esta oración conoceremos el corazón de alguien que sabe ofrendar. ¡De principio a fin su oración tocó el corazón del Señor! ¿Cuál fue el resultado? Un hijo fundamentado en el temor a Dios, el cual creció lleno de gracia y favor, firme en su fe y sus principios, un fiel mensajero de la voz de Dios, un profeta para el pueblo en su época.

El acto de dar es tan importante para Dios que lo vemos en el texto de Juan 3:16 donde enseña que de tal manera Él nos amó, que “dio” a Su único hijo a través del cual desató beneficios incomparables para todos nosotros. Fue el mismo Señor Jesús quien se convirtió en una ofrenda, una que trajo salvación, perdón de pecados y una vida abundante y llena de propósito. Por eso, una manera poderosa de honrar a Dios es a través de nuestros diezmos y ofrendas:
Diezmar es un principio necesario para nuestro desarrollo espiritual, emocional y financiero.
Debemos diezmar para entrar en el ciclo de libertad financiera que Dios predestinó para nosotros.

La ofrenda que demos, es esa llave que permite que nuestra oración sea escuchada en los cielos y se convierta en ese argumento a favor de nuestra vida. ¡Anhela ofrendar como lo hizo Ana! Que tu ofrenda sea más que un protocolo en la reunión, que sea una gran muestra de que confías en Dios.

3. BENEFICIOS DE DAR
Reservar el diez por ciento de nuestros ingresos para Dios como un acto de obediencia, no solamente promueve la extensión del Reino de Dios a través de los ministerios, sino que también nos permite disfrutar de las bendiciones establecidas en Su Palabra.
Dios nos mostrará Su fidelidad, abrirá las ventanas de los cielos para derramar bendición hasta que sobreabunde, es decir más allá de lo que podemos pedir o imaginar, y Él reprenderá todo espíritu de ruina de nuestra familia. .

Oración y Ministración
Antes de comenzar el tiempo de oración, invita a tus discípulos a meditar en los siguientes textos: Mateo 6:33, Marcos 12:30, Filipenses 4:19, Malaquías 3:10-12, Proverbios 3:9-10 Socializa con ellos e identifiquen en cada versículo cuales son esos mandamientos que deben obedecer y las promesas que alcanzan al hacerlo. Pueden utilizar otras versiones para facilitar la comprensión del mensaje.
Tomen un tiempo para orar como equipo en arrepentimiento si han dejado de poner su confianza en Dios como fuente de provisión, si han dejado de ofrendar o diezmar y guíalos a declarar reconociendo a Jesús como su única fuente de bendición. Determinen hacer del dar un estilo de vida.
Motívalos a tomar una ofrenda con propósito, fundamentada en la confianza de que el Señor moverá Su mano con milagros y respuestas específicas en esa área de su vida donde lo necesitan. (Recuerda las 5 prioridades: espiritual, personal, familiar, ministerial, secular).

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